El arte contemporáneo, desde la época romántica, venía preparando un nuevo lenguaje. La idea era acabar con las convenciones del esquema visual renacentista. Este proceso culmina con la revolución impresionista. “En arte, el progreso no consiste en la extensión, sino en el conocimiento de sus límites”, dijo Braque en el numero 10 del periódico NORD-SUD, de diciembre de 1917.
Esta revolución marginó el espacio perspectivo y la línea de fuga creando un espacio, como lo define Francastel, “abierto dinámico y cualitativo” contrastado con el del renacimiento que es “numérico, escenográfico y estático”.
El impresionismo influyó crucialmente en los movimientos posteriores debido a sus amplias posibilidades lingüísticas que fueron llevadas a cabo a través de los análisis de la luz por los puntillistas, los estudios geométricos de Cézanne y los estudios geométricos de Gauguin y Van Gogh.Sobre las columnas del cubismo empieza a existir una consciencia y una reflexión de este nuevo lenguaje.“La primera exposición conjunta del cubismo, cuyos adeptos eran cada vez más numerosos, tuvo lugar en 1911 en los Independientes, en la que la sala 41 reservada a los cubistas causó una gran impresión”, dijo Apollinaire.Un año después, entre 1912-1913, el pionero del cubismo sintético fue Picasso. En esta técnica sólo se retiene del objeto la estructura y las características esenciales. En este momento utiliza la invención de los papiers collés, compartida con Braque en septiembre-octubre de 1912, introduciendo a través del collage la realidad sobre el cuadro. El hule imitando un trenzado de silla de mimbre (falsa realidad, por cierto) es un ejemplo que configura el cuadro Bodegón con trenzado de silla de mimbre. El color en las obras de Picasso y Braque son reintroducidas por medio de los numerosos papiers collés y collages que ambos artistas ejecutan. Braque explica: “El papier collé liberó al color del modelo”. El color se libera de “la función constrictiva de representación de la forma y se independiza”.La reconstitución libre de la imagen de un objeto, alejado de la perspectiva, es el elemento fundamental del cubismo sintético. En este movimiento el objeto es resumido por su fisonomía esencial, y ya no está sujeto a las leyes de la imitación.Picasso en esta fase y, en general, durante toda su vida estudiaba el objeto “como un cirujano diseca un cadáver”, como afirmaba Apollinaire.
Apollinaire encontró cuatro tendencias que se habían manifestado en el cubismo. Sitúa Picasso en dos de ellas: Cubismo científico (una “tendencia pura” que abarca el arte de pintar composiciones nuevas con elementos extraídos, no de la realidad de la visión, sino de la realidad del conocimiento) y Cubismo órfico (el arte de pintar composiciones nuevas con elementos extraídos no de la realidad visual, sino enteramente creados por el artista y dotados por él de una poderosa realidad).
Cézanne tiene una gran influencia sobre los orígenes del cubismo, cuando él empieza a reducir la naturaleza al cilindro, al cubo y a la esfera. Con esto el artista convierte sus obras a elementos constructivos esenciales con el enfoque en las formas geométricas y en los volúmenes produciendo, de esta manera, la destrucción de la perspectiva renacentista. Sus intentos de reducir el objeto a estructuras elementares y configurarlo con la reunión de todos sus ángulos posibles de visión es un planteamiento que va contra el punto de vista realista. Otra influencia para el desarrollo del movimiento cubista vino con el arte plástico de los primitivos (máscaras de Oceanía, esculturas africanas y ídolos ibéricos). Este impacto no era exclusivo del cubismo, abarcando también el impresionismo, con la figura de Gauguin. Durante el exilio del artista en Oceanía podemos ver a través de su obra que “la glorificación del arte y de la vida de los Mares del Sur era en gran medida producto de su rebeldía contra una sociedad que consideraba corrompida y contra el arte que ésta producía”. Su exilio fue explicado como una necesidad de volver a las fuentes primarias, a “la humanidad en estado de niñez”.
Este posicionamiento es diferente al planteado por Picasso, que veía sobre todo las cualidades intelectuales y aspectos razonables en el arte de las culturas primitivas. “Pinto las cosas como las pienso, no como las veo”, afirmó Picasso.“La ruptura con el ilusionismo retiniano del Renacimiento – fundado también, no obstante geométricamente – se corroborará con el ejemplo de los primitivos de todas las épocas y todos los países. No sólo la pintura románica o gótica, sino cuanto escapó a la codificación clásica grecolatina: frescos egipcios, ídolos cicládicos (tan afines a las guitarras cubistas), arte ibérico primitivo, mosaicos bizantinos, etc.”
A través del periodo cubista de Picasso vemos las proporciones ideales equilibradas con obras cerebrales y sensuales. Que mantienen un distanciamiento del arte de “las ilusiones ópticas y de las proporciones locales para expresar la grandeza de las formas metafísicas”, como dijo Apollinaire en el texto sobre los pintores cubistas.El cubismo fue, de hecho, el momento más original e inventivo de la larga carrera de Picasso. El artista aplicó la desconstrucción, y luego la reconstrucción de formas y de la manipulación del espacio. En este cuadro hay un juego de líneas curvas y rectas. Vemos en primer plano las siluetas de una guitarra y un periódico cortado (de colores blanco, marrón, anaranjado, crema) que tienen más detalles en contraste con las otras formas geométricas en el fondo azul. Todo hecho con carboncillo, lápiz, tinta china y papel pegado. Con eso se representa el objeto desde diferentes puntos de vista presentando un espectáculo que no podría ser posible con una perspectiva de dos dimensiones. En este cuadro vemos una renovación de la naturaleza a los ojos de todos. “Lo que distingue al cubismo de la antigua pintura se basa en que no es un arte de imitación, sino un arte de concepción que intenta elevarse hasta la creación”, dijo Apollinaire.
Durante la segunda década del s. XX, el cubismo de Picasso sufrió un cambio de descripciones “analíticas” altamente abstractas a una forma “sintética” más legible que incorporaba textos y elementos del collage. Este cuadro, realizado en la primavera, ejemplifica las tendencias de los movimientos de este cubismo sintético, por la representación de la guitarra y del periódico. “Trabajo con los elementos del intelecto, con la imaginación. Intento tornar concreto el abstracto, voy desde el genérico al particular. Cézanne transforma una botella en un cilindro…Hago que una botella en particular salga del cilindro”.
Guitarra, el Diluvio, hecho en Céret, primavera 1913, se eleva hasta una pintura de signos. Los signos son reducidos al estado puro de los ideogramas. El engendramiento de un espacio cada vez más complejo, basado en la superposición de planos coloreados y combinados con recortes de periódico, presenta un pintor que da rienda a su fantasía.“El elemento más llamativo de la Guitarra del MOMA es sin objeción posible la página del periódico El Diluvio, con fecha de <>, cuyos dos trozos desgarrados constituyen una secuencia visual homogénea y pregnante en relación con los demás elementos de la composición (franjas de tapiz adamascado y papeles uniformes realzados con tinta, yeso y carboncillo), generan oposiciones de claroscuro con fines espaciales. ¿Ha previsto Picasso el impacto del texto de El Diluvio, al operar como un desgarro en una composición tan sabiamente organizada? La página está compuesta íntegramente de anuncios publicitarios que ensalzan los méritos de los remedios contra la blenorragia y de médicos de diversas especialidades”.A través de su trabajo en Céret se puede ver una consideración del efecto que el color y las dimensiones compositivas tenían en la formulación de un nuevo vocabulario más intenso. “Desde luego, cuando quiero pintar una taza, te enseñaré que es redonda, pero el ritmo de la pintura, la estructura me va a obligar a mostrar su redondez en forma de cuadrado”, dijo Picasso a Kahnweiler.
Por eso, el presente cuadro demuestra con eficacia la técnica “sintética”, su complejidad y su potencia visual pura, que gracias a las abstracciones y las manipulaciones del espacio consigue que el espectador perciba las formas de la guitarra equilibrada con todo el diluvio de elementos geométricas.
La obra está en el MOMA (The Museum of Modern Art) de Nueva York, pero ha pasado por las manos de otros coleccionistas particulares y galerías. El cuadro inicialmente fue comprado por Daniel-Henry Kahnweiler, en Paris, y antes de 1932 pasó por las manos de Paul Eluard. Sobre 1942 Mme Lise Deharme lo compró y en 6 de Marzo de 1953 lo vendió en una subasta en el Hotel Drouot para Sidney Janis Gallery, en Nueva York. En 1979 Nelson A. Rockefeller adquirió el cuadro de Sydney Janis. Con los ejemplos recogidos de subastas de Sotheby´s y, por estar relacionado con un año de gran importancia para el artista, el cuadro probablemente tiene el precio estimado de 2,500,000—3,000,000 USD.
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